Servicios anticonceptivos adaptados a los adolescentes: Institucionalizar elementos que respondan a las necesidades de los adolescentes para ampliar el acceso y las posibilidades de elección

Group of Muslim girls together on the beach

La adolescencia, definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el periodo comprendido entre los 10 y los 19 años, es una etapa de enormes cambios físicos, cognitivos y sociales y en la que muchas personas inician su actividad sexual. Los adolescentes necesitan toda una serie de apoyos para mantenerse sanos, hacer una transición segura a la edad adulta y adoptar comportamientos saludables para toda la vida; un apoyo clave es el acceso a la información y los servicios de anticoncepción. Sin embargo, muchos países siguen invirtiendo en intervenciones que son ineficaces para aumentar el uso de anticonceptivos (por ejemplo, los centros juveniles), demuestran efectos mixtos (por ejemplo, la educación entre pares) o son difíciles de mantener y ampliar (por ejemplo, espacios separados para los jóvenes dentro de los centros de salud). Esto contribuye a unos resultados deficientes en materia de salud sexual y reproductiva. Por ejemplo, cerca de la mitad de los embarazos de las adolescentes (15-19 años) en las regiones en desarrollo no son deseados. Con 1.250 millones de adolescentes, que aumentarán a 1.350 millones en 2050, y los países esforzándose por lograr la cobertura sanitaria universal, los sistemas sanitarios deben ir más allá de los enfoques poco sistemáticos para institucionalizar una prestación de servicios que reconozca a los adolescentes como grupos de edad distintos de los demás y aborde las barreras que limitan el acceso de los adolescentes a los métodos anticonceptivos y su uso.

Hay pruebas de que los servicios adaptados a los adolescentes, cuando están bien diseñados y se aplican correctamente, pueden ayudar a aumentar el acceso a los anticonceptivos y su uso. Sin embargo, los modelos tradicionales de prestación de servicios especializados para adolescentes han demostrado ser difíciles de mantener y ampliar. El establecimiento de servicios anticonceptivos adaptados a los adolescentes (SCAA) se perfila como una forma más escalable y sostenible de satisfacer las necesidades de información y servicios anticonceptivos de los adolescentes. El término servicios anticonceptivos adaptados a los adolescentes (SCAA) señala una evolución desde los modelos tradicionales independientes de servicios adaptados a los adolescentes hacia un enfoque sistémico para hacer que los servicios anticonceptivos existentes sean adaptados a los adolescentes mediante la incorporación de elementos con eficacia demostrada para aumentar el uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes. Un enfoque sistémico implica que las políticas, los procedimientos y los programas de todo el sistema sanitario se adapten para responder a las diversas necesidades y preferencias de los adolescentes.

La ARCS es una “mejora de las prácticas de alto impacto en la planificación familiar”, tal y como las identificó el Grupo de Asesoramiento Técnico de la HIP. Una mejora es una práctica que puede aplicarse junto con los HIP para intensificar aún más su impacto. Para más información sobre las HIP, consulte https://fphighimpactpractices.org/. Para ver ejemplos de cómo pueden mejorarse los HIP mediante la inclusión de elementos que respondan a las necesidades de los adolescentes, consulte el documento del Apéndice ARCS disponible en el sitio web de los HIP mencionado anteriormente. Este informe se centra en los aspectos de prestación de servicios de la ARCS y no analiza otras inversiones que apoyan el uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes o que reducen los nacimientos en adolescentes, como la educación de las niñas, el compromiso de la comunidad, la participación de hombres y niños o el marketing social, que se abordan en otros informes de HIP.