Por la Dra. Ngong Jacqueline Shaka en declaraciones a Cate Lane
Los jóvenes han informado a menudo de dificultades para obtener anticonceptivos, pero esas dificultades no han hecho sino aumentar a medida que los países movilizan unos recursos sanitarios ya limitados para frenar la propagación del COVID-19, al tiempo que intentan mantener los servicios básicos, incluidos los servicios de salud sexual y reproductiva (SSR). Como médico clínico, he visto cómo la pandemia sacaba a la luz varias cuestiones de la programación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos de los adolescentes, en términos mucho más crudos que en épocas normales.
En primer lugar, a pesar de las innumerables formaciones impartidas a los profesionales sanitarios para que sean “amigos de los jóvenes”, a demasiados les resulta difícil conciliar la formación con sus creencias y prejuicios personales sobre la actividad sexual de los adolescentes y el uso de anticonceptivos. Durante la pandemia, algunos adultos siguen viendo a los jóvenes de forma negativa, diciendo que es probable que causen aún más problemas durante la pandemia porque “son ociosos y propensos a hacer travesuras” durante las cuarentenas y las órdenes de quedarse en casa.
En muchos casos, se ha pasado por alto a los jóvenes en las respuestas de los países al COVID-19. Hay poco o ningún reconocimiento de sus vulnerabilidades particulares y no hay mucho lenguaje -si es que hay alguno- que garantice su acceso a una combinación completa de métodos anticonceptivos a medida que los sistemas sanitarios cambian para responder a las necesidades cambiantes. Las experiencias de crisis similares, como la del ébola en África Occidental, sugieren que el COVID-19 hará que los jóvenes sean vulnerables a los embarazos no deseados, en parte porque no podrán obtener un método anticonceptivo en un centro sanitario debido al riesgo de transmisión o infección, o a veces a las averías del sistema sanitario. Además, los jóvenes corren un mayor riesgo de sufrir violencia sexual durante las crisis, incluidas las pandemias, lo que también aumenta el riesgo de embarazos no deseados. Esto subraya la importancia de garantizar que los jóvenes tengan fácil acceso a los métodos de venta libre, que deben incluir la anticoncepción de emergencia .
Trabajo en Bamenda (Camerún), donde los jóvenes viven una crisis en dos frentes: un conflicto político de larga duración ha creado una oleada de adolescentes y jóvenes desplazados internos hacia zonas urbanas que están mal preparadas para satisfacer sus necesidades sociales y sanitarias; y en segundo lugar, las consecuencias del desplazamiento se han visto amplificadas por el COVID-19, ya que las escuelas cierran y las familias luchan por llegar a fin de mes. En mi consulta he visto más adolescentes embarazadas, y un tercio de las que acuden a las clínicas prenatales son adolescentes menores de 18 años. También he visto más casos de abortos inseguros entre adolescentes.
Como parte del desarrollo normal, los adolescentes a veces tienen “relaciones sexuales espontáneas y no planificadas”. Esto no se detendrá durante una pandemia: no ocurre con los adultos, ¿por qué iba a ocurrir con los jóvenes? Pero, por desgracia, también he visto que para demasiadas mujeres jóvenes de Bamenda, especialmente durante las crisis actuales, el sexo es coaccionado, forzado o transaccional, pero rara vez se denuncia. En estos casos, el uso de anticonceptivos no suele ser una opción, y esto subraya por qué creo que el fácil acceso a la anticoncepción de emergencia es importante para ayudar a las jóvenes a prevenir embarazos no deseados y abortos inseguros.
Recientemente participé en un seminario web organizado por FP2020 junto con expertos mundiales del Population Council y del Consorcio Internacional sobre Anticoncepción de Emergencia[cl3] , en el que los participantes tenían muchas preguntas sobre la anticoncepción de emergencia, su efecto sobre la fertilidad de las mujeres, si provoca o no el aborto y con qué frecuencia se puede utilizar la anticoncepción de emergencia. Para que quede claro: No afecta a la fertilidad de la mujer, no provoca abortos y, aunque todavía no existe un consenso sobre la frecuencia con la que las mujeres pueden o deben utilizar los anticonceptivos de emergencia, en mi consulta he observado que la infrautilización de los anticonceptivos de emergencia es mucho más problemática, mientras que la sobreutilización todavía no se ha planteado. El seminario web dejó muy claro que nuestras comunidades necesitan más información sobre la anticoncepción de urgencia para acabar con los mitos y la desinformación y para que los proveedores de atención sanitaria y las comunidades se sientan más cómodos a la hora de prestar este servicio fundamental a las jóvenes.
Con el apoyo del Mecanismo de Respuesta Rápida de FP2020, la organización para la que trabajo, Youth2Youth Cameroon, ha empezado a reunirse con líderes comunitarios para describir las experiencias de abuso sexual y violencia de los jóvenes. Aunque estas conversaciones continúan, muchos de los líderes comunitarios con los que nos reunimos reconocen ahora que la negación de la sexualidad y la actividad sexual de los adolescentes ha hecho más mal que bien. Youth2Youth (http://www.youth2youthcameroon.org) se ha reunido con tres de los líderes que pretendemos, de un grupo de diez, y la organización está creando ahora oportunidades para que los líderes comunitarios y los jóvenes definan y prioricen conjuntamente acciones para mejorar el acceso y el uso de la anticoncepción voluntaria.
Si queremos proporcionar acceso a una combinación completa de métodos anticonceptivos a los jóvenes sexualmente activos, la anticoncepción de emergencia debe formar parte de esa combinación, especialmente en tiempos de crisis, aunque no exclusivamente. Para muchas mujeres jóvenes que aún carecen de la capacidad de resistirse a una actividad sexual no deseada, o para los jóvenes que quieren remediar responsablemente un error, la capacidad de obtener y utilizar eficazmente la anticoncepción de emergencia puede garantizar que los jóvenes puedan proteger su salud y su futuro, incluso en medio de una crisis mundial.
