Cuando Kabita Bhandari llegó a un centro de cuarentena de COVID-19 en el distrito de Baitadi, en el extremo occidental de Nepal, los residentes pensaron que traía comida. Pronto se dieron cuenta de que entregaba otro tipo de suministros esenciales: anticonceptivos.
Había cuatro parejas alojadas en el centro, sometidas a una cuarentena obligatoria de 14 días tras regresar de la India. Dijeron que los suministros de planificación familiar eran absolutamente necesarios.
“A las mujeres les preocupaba quedarse embarazadas”, cuenta Bhandari.
Ella y sus colegas son conocidos como “proveedores de servicios de visita”. Se especializan en llevar información y suministros de planificación familiar a comunidades remotas. A menudo hacen grandes esfuerzos, escalando montañas y cruzando ríos, para entregar anticonceptivos a las mujeres que los necesitan.
En medio de la pandemia de COVID-19, los proveedores de servicios de visita se están coordinando con las autoridades locales para ayudar a garantizar que las mujeres no pierdan el acceso a estos servicios.
Para llegar al centro de cuarentena del municipio de Puchaudi, la Sra. Bhandari viajó cinco horas en vehículo y luego caminó tres horas por un terreno escarpado. Asesoró gratuitamente a las parejas sobre las diversas opciones de planificación familiar disponibles.
“Después de esta sesión, las cuatro mujeres, todas de unos 30 años y con tres o cuatro hijos cada una, acudieron al centro de salud cercano”, dijo Bhandari, refiriéndose a una clínica de planificación familiar situada a media hora del centro de cuarentena.
Las cuatro mujeres eligieron implantes anticonceptivos de larga duración. La Sra. Bhandari, que llevaba puesto un equipo de protección integral, insertó los implantes.