Servicios integrados de planificación familiar y VIH para jóvenes: Aplicación de los resultados del estudio ECHO a la pandemia COVID-19

Hace poco más de un año, se publicaron los resultados del estudio Evidence for Contraceptive Options and HIV Outcomes Study (ECHO). ECHO se llevó a cabo para abordar la preocupación que existía desde hacía años de que las personas que utilizaban el anticonceptivo de depósito acetato de medroxiprogesterona (DMPA) pudieran tener un mayor riesgo de infección por VIH.

El estudio concluyó que no había diferencias sustanciales en el riesgo de contraer el VIH entre las mujeres que utilizaban los tres métodos anticonceptivos estudiados. Todos los métodos (enumerados a continuación) fueron seguros, muy eficaces y aceptables para los participantes en el estudio. El estudio también descubrió que, aunque los participantes en el estudio recibieron servicios de asesoramiento y anticonceptivos clínicos y del VIH de alta calidad, la adquisición del VIH y de infecciones de transmisión sexual (ITS) seguía siendo alarmantemente alta. Aquí está el estudio ECHO completo.

El estudio evaluó la probabilidad de que las mujeres y las adolescentes contrajeran el VIH mientras utilizaban uno de los tres métodos anticonceptivos (véase más abajo), durante un periodo de 18 meses. El estudio comparó la tasa de infección por VIH entre 7.800 mujeres seronegativas sexualmente activas de entre 16 y 35 años de eSwatini, Kenia, Sudáfrica y Zambia, que deseaban evitar un embarazo y se ofrecieron voluntarias para ser asignadas aleatoriamente al uso de uno de los siguientes métodos anticonceptivos:

    El inyectable intramuscular (también conocido como Depo Provera o DMPA);
    El DIU de cobre (o dispositivo anticonceptivo intrauterino); o
    El implante de levonorgestrel (también conocido como Jadelle)

El estudio confirmó que los tres métodos son seguros y eficaces para prevenir embarazos no deseados. Las mujeres que utilizaron cualquiera de los tres métodos anticonceptivos estudiados tuvieron tasas muy bajas de embarazos no deseados, y no hubo diferencias sustanciales en el riesgo de VIH entre las usuarias de los tres métodos anticonceptivos estudiados.

Sin embargo, fue desalentador saber que, tras décadas de esfuerzos por reducir las tasas de VIH e ITS mediante una combinación de cambios de comportamiento, cambios estructurales y enfoques biomédicos (es decir, la provisión de asesoramiento, pruebas del VIH, preservativos y gestión de casos de ITS), las tasas de VIH e ITS siguen siendo inaceptablemente altas.

Desde que se publicaron las conclusiones del estudio en 2019, COVID-19 lo ha cambiado todo. No obstante, las conclusiones del estudio siguen siendo pertinentes y útiles, especialmente cuando los países estudian formas de utilizar de forma más eficaz y eficiente unos recursos limitados que deben hacer frente a múltiples retos sanitarios.