La pandemia de COVID-19 constituye la mayor crisis de salud pública mundial en un siglo, con enormes retos sanitarios y socioeconómicos. Como señaló el Secretario General de la ONU, ésta “es la mayor prueba a la que nos hemos enfrentado desde la formación de las Naciones Unidas”. Los gobiernos están tomando medidas sin precedentes para limitar la propagación del virus, reforzando los sistemas sanitarios y restringiendo los desplazamientos de millones de personas. La pandemia ya ha perturbado gravemente el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que salvan vidas. Está agravando las desigualdades existentes para las mujeres y las niñas, y profundizando la discriminación contra otros grupos marginados. La salud y los derechos sexuales y reproductivos son un importante problema de salud pública que exige atención e inversión urgentes y sostenidas.