Invertir en las capacidades de los 1.000 o 2.000 millones de adolescentes del mundo es vital para la Agenda de Desarrollo Sostenible de la ONU. Examinamos las inversiones en países de renta baja, renta media-baja y renta media-alta que abarcan a la mayoría de estos adolescentes a nivel mundial para obtener estimaciones de los rendimientos de las inversiones teniendo en cuenta los conocimientos existentes. Los costes y efectos de las intervenciones se calcularon adaptando modelos existentes y ampliando métodos para crear nuevas herramientas de modelización. Los beneficios se valoraron en términos de aumento del producto interior bruto y costes sociales evitados. El análisis inicial mostró una alta rentabilidad de las intervenciones modelizadas, con variaciones sustanciales entre países y con una rentabilidad generalmente mayor en los países de renta baja que en los de renta media-baja y media-alta. En el caso de las intervenciones dirigidas a la salud física, mental y sexual (incluido un programa contra el virus del papiloma humano), una inversión de entre 4 y 6 dólares per cápita al año entre 2015 y 2030 tuvo una relación beneficio-coste (BCR) media no ponderada de más de 10-0, mientras que, en el caso de las intervenciones dirigidas a las lesiones por accidentes de tráfico, se obtuvo una BCR de 5-9 (IC 95%: 5-8-6-0) con una inversión de entre 0 y 6 dólares per cápita al año. Las intervenciones para reducir el matrimonio infantil (3-8 dólares per cápita al año) tuvieron un BCR medio de 5-7 (IC 95%: 5-3-6-1), con un efecto elevado en los países de renta baja. La inversión para aumentar la extensión y la calidad de la escolarización secundaria es vital, pero será más costosa que otras intervenciones: una inversión de 22-6 dólares per cápita al año entre 2015 y 2030 generó un BCR medio de 11-8 (IC 95%: 11-6-12-0). Las inversiones en salud y educación no sólo transformarán la vida de los adolescentes en entornos con pocos recursos, sino que también generarán grandes beneficios económicos y sociales. Estos rendimientos fueron robustos frente a variaciones sustanciales de los supuestos. Aunque la base de conocimientos sobre los efectos de las intervenciones es limitada en muchos ámbitos, y es necesario un gran esfuerzo de investigación para construir un marco de inversión más completo, estos análisis sugieren que las inversiones integrales en la salud y el bienestar de los adolescentes deberían tener una alta prioridad en las políticas nacionales e internacionales.