La falta de orientación, instalaciones y materiales adecuados para que las niñas gestionen su menstruación en la escuela es un problema sanitario, social y educativo que requiere prioridad, coordinación e inversión. El mundo académico y el sector del desarrollo, entre otros, se esfuerzan cada vez más por comprender y abordar los retos a los que se enfrentan las escolares que menstrúan en los países de renta baja y media (PRMB). Numerosas investigaciones han documentado las experiencias de vergüenza, miedo y confusión de las niñas menstruantes en numerosos contextos nacionales, así como los retos a los que se enfrentan al intentar gestionar su menstruación con información insuficiente, falta de apoyo social, tabúes sociales y de higiene constantes, y escasez de instalaciones adecuadas de agua, saneamiento y eliminación de residuos en los entornos escolares . La evidencia acumulada revela la naturaleza discriminatoria de género de muchos entornos escolares, con alumnas y profesoras incapaces de gestionar su menstruación con seguridad, dignidad e intimidad, lo que repercute negativamente en su capacidad para tener éxito y prosperar en el entorno escolar. El bajo rendimiento escolar reduce el potencial económico de las niñas a lo largo de su vida, repercute en los resultados de salud de la población y también se extiende a los resultados de salud sexual y reproductiva, la autoestima y el sentido de agencia de las niñas.