Los trabajadores comunitarios filipinos se las arreglan para ayudar a las mujeres en medio de la pandemia

Han pasado diez días desde que el gobierno impuso una “cuarentena comunitaria reforzada”, pero las clínicas Likhaan siguen funcionando para atender a las mujeres, sobre todo en las comunidades pobres.

Además de planificación materna y familiar, las clínicas también ofrecen servicios de salud reproductiva para adolescentes y asesoramiento a víctimas de violencia contra la mujer.

Lilibeth Armayan, movilizadora comunitaria de Likhaan, dijo que, desde el cierre, la mayoría de sus clientes no habían podido acudir a la clínica.

Desde la cuarentena comunitaria reforzada del 16 de marzo, el centro ha reducido su plantilla para ayudar a “aplanar la curva” del nuevo coronavirus.

Los voluntarios distribuyen folletos sobre la enfermedad y las diversas formas de prevenir su propagación en las comunidades urbanas pobres.

“De paso, regalamos preservativos”, dijo Armayan.