Han pasado diez días desde que el gobierno impuso una “cuarentena comunitaria reforzada”, pero las clínicas Likhaan siguen funcionando para atender a las mujeres, sobre todo en las comunidades pobres.
Además de planificación materna y familiar, las clínicas también ofrecen servicios de salud reproductiva para adolescentes y asesoramiento a víctimas de violencia contra la mujer.
Lilibeth Armayan, movilizadora comunitaria de Likhaan, dijo que, desde el cierre, la mayoría de sus clientes no habían podido acudir a la clínica.
Desde la cuarentena comunitaria reforzada del 16 de marzo, el centro ha reducido su plantilla para ayudar a “aplanar la curva” del nuevo coronavirus.
Los voluntarios distribuyen folletos sobre la enfermedad y las diversas formas de prevenir su propagación en las comunidades urbanas pobres.
“De paso, regalamos preservativos”, dijo Armayan.