Las respuestas mundiales a la pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19) están convergiendo con las desigualdades existentes y generalizadas en materia de salud sexual y reproductiva y justicia para afectar de manera desproporcionada a la salud, el bienestar y la estabilidad económica de las mujeres, las niñas y las poblaciones vulnerables. Es probable que las personas cuyos derechos humanos están menos protegidos experimenten dificultades únicas a causa del COVID-19. Es probable que las mujeres, las niñas y los grupos marginados soporten una carga más pesada de lo que serán las devastadoras consecuencias económicas y sociales de esta pandemia. Un marco de salud y justicia sexual y reproductiva -que se centre en los derechos humanos, reconozca las injusticias entrecruzadas, reconozca las estructuras de poder y unifique las identidades- es esencial para vigilar y abordar los efectos sociales, sanitarios y de género desiguales del COVID-19.