Es necesario ampliar las enseñanzas sobre control de la natalidad entre los adolescentes, en parte para controlar los embarazos de adolescentes, ha declarado la Ministra de Género y Promoción de la Familia, Esperance Nyirasafari.
El embarazo entre las adolescentes en Ruanda aumentó del 6,1% al 7,3%, según la encuesta demográfica y de salud 2014/2015.
“Los jóvenes son cada vez más activos sexualmente”, declaró el ministro Nyirasafari en un taller celebrado en Kigali la semana pasada.
“Por este motivo, es importante que los adolescentes reciban más información sobre cómo hacerlo de forma responsable utilizando diversas técnicas anticonceptivas”, afirma.
Su argumento coincide con el de los defensores de los derechos de la infancia, que afirman que es sumamente alarmante que las adolescentes experimenten la maternidad en un momento en que su principal preocupación debería ser mucho menor que la de criar a otro ser humano.
Las investigaciones de diferentes organismos de derechos humanos indican que las niñas embarazadas son presionadas para que abandonen la escuela.
El abandono escolar amenaza las perspectivas económicas futuras de una niña y la excluye de otras oportunidades en la vida, perpetuando así el ciclo de la pobreza de generación en generación.
La maternidad precoz también aumenta los riesgos para la salud de las madres y sus recién nacidos, según los expertos sanitarios.
En los países de renta baja y media, los bebés de madres menores de 20 años corren un 50% más de riesgo de nacer muertos o morir en las primeras semanas que los de madres de entre 20 y 29 años, según la Organización Mundial de la Salud.
El ministro Nyirasafari hizo un llamamiento a los organismos gubernamentales y no gubernamentales de “agrupación social” para que dejen de enseñar únicamente la abstinencia y expongan a los adolescentes información sobre las distintas formas de control de la natalidad, incluidos los preservativos y otros métodos de prevención disponibles.
Pidió más información sobre sexo y salud reproductiva entre los jóvenes, incluido cómo utilizar los distintos anticonceptivos.
En una entrevista con The New Times, Joel Serucaca, responsable de salud reproductiva del Centro Biomédico de Ruanda, afirmó que las adolescentes pueden acceder a cualquier método anticonceptivo siempre que sus condiciones de salud lo permitan.
Algunas de las circunstancias médicas que se tienen en cuenta antes de recomendar anticonceptivos son, entre otras, antecedentes de enfermedades cardiovasculares graves, migrañas, enfermedades hepáticas graves y estado serológico respecto al VIH.
El Dr. Serucaca mencionó que se pueden abordar los mitos de los efectos secundarios, como poner en riesgo la capacidad de tener hijos en el futuro cuando alguien empieza a utilizar anticonceptivos modernos (anticonceptivos hormonales combinados, inyectables, implantes) antes de los 18 años.
Citó los recientemente iniciados Criterios Médicos de Elegibilidad de la OMS, que indican que las adolescentes pueden utilizar cualquier forma de anticonceptivos de su elección porque cada anticonceptivo puede evaluarse con respecto a circunstancias médicas particulares.
Los jóvenes suelen tener miedo de pedir anticonceptivos a los adultos, dijo, por lo que el Centro Biomédico de Ruanda y sus socios intentan reforzar los “rincones de la juventud” en los centros de salud para que presten los servicios de forma eficaz.
Kineri Ntore, responsable de planificación familiar del hospital del distrito de Gahini, dijo que normalmente reciben a cualquiera que busque anticonceptivos sin excepción, pero que los jóvenes se muestran reacios por creencias culturales y religiosas y por miedo a los adultos.
Añadió que reciben a algunas chicas jóvenes que quieren anticonceptivos, pero son tímidas, lo que puede cambiar cuando las reciben en un entorno acogedor para los jóvenes.
Las Estadísticas Sanitarias Mundiales de 2014 indican que la tasa media mundial de natalidad entre las jóvenes de 15 a 19 años es de 49 por cada 1000 niñas. Unos 16 millones de niñas de entre 15 y 19 años dan a luz cada año, la mayoría en países de renta baja y media.