Un brutal ataque de Boko Haram obligó a Zainab Abubakar, de 28 años, y a sus seis hijos a huir de su hogar en el norte de Nigeria. “Estaba embarazada de un mes cuando me fui de Gamboru Ngala”, dijo la Sra. Abubakar al UNFPA desde el campamento de desplazados de Dalori, en Maiduguri. “Durante mi huida, perdí mi embarazo”.
El trágico aborto de la Sra. Abubakar tuvo lugar en 2014, pero la crisis de Boko Haram sigue expulsando a mujeres y niñas de sus hogares, y del acceso a la atención sanitaria básica.
Se estima que 26 millones de personas viven en zonas de Nigeria afectadas por el conflicto, según el Panorama de las Necesidades Humanitarias de 2017, y unos 14 millones de personas necesitan ayuda humanitaria. En los tres estados más afectados por la insurgencia -Adamawa, Borno y Yobe- unos 1,64 millones de personas se han visto desplazadas de sus hogares, según informes recientes de la ONU.
El UNFPA calcula que, entre la población vulnerable, 1.725.000 mujeres en edad reproductiva necesitarán servicios de salud reproductiva que salven sus vidas en 2017.
“Para las mujeres y las niñas -especialmente las embarazadas, que pueden sufrir complicaciones en el parto que pongan en peligro su vida, así como las lactantes, que cuidan de los recién nacidos en medio del caos- vivir o morir en una crisis depende a menudo de su acceso a los servicios básicos de salud sexual y reproductiva”, declaró el Dr. Babatunde Osotimehin, Director Ejecutivo del UNFPA, durante una reciente misión al norte de Nigeria.