Los brotes de enfermedades afectan de forma diferente a mujeres y hombres, y las pandemias agravan las desigualdades existentes para mujeres y niñas y la discriminación de otros grupos marginados, como las personas con discapacidad y las que viven en la pobreza extrema. Esto debe tenerse en cuenta, dadas las diferentes repercusiones en torno a la detección y el acceso al tratamiento para mujeres y hombres.
Las mujeres representan el 70% de la mano de obra del sector sanitario y social en todo el mundo, por lo que debe prestarse especial atención a cómo su entorno laboral puede exponerlas a la discriminación, así como pensar en su salud sexual y reproductiva y sus necesidades psicosociales como trabajadoras sanitarias de primera línea.