El derecho humano básico de la mujer a planificar su familia y su futuro no desaparece cuando se produce una catástrofe.
Sin embargo, en medio de algunas de las mayores crisis humanitarias de nuestro tiempo, las necesidades de las niñas y las mujeres suelen quedar desatendidas. En estos momentos, más de 32 millones de niñas y mujeres en edad reproductiva de todo el mundo necesitan ayuda humanitaria, lo que equivale aproximadamente a la mitad de la población de Francia.
Estas niñas y mujeres se enfrentan a importantes riesgos sanitarios en contextos humanitarios: Los entornos inseguros las exponen a un mayor riesgo de violencia sexual, y la falta de acceso a una atención sanitaria de calidad -incluidos los servicios de planificación familiar- se traduce en más embarazos no deseados y más enfermedades y muertes maternas, neonatales e infantiles. De hecho, más de 500 mujeres mueren cada día por complicaciones del embarazo y el parto en países afectados por crisis humanitarias.
La comunidad mundial debe actuar y hacer de la planificación familiar una parte más importante de la respuesta humanitaria. El 11 de julio, responsables políticos, donantes y defensores de la causa se reunirán en Londres en la Cumbre sobre Planificación Familiar para acelerar los avances que garanticen a niñas y mujeres de todo el mundo el acceso a la planificación familiar. La Cumbre, organizada por el Gobierno del Reino Unido, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Fundación Bill y Melinda Gates, en colaboración con Family Planning 2020, es un momento clave para revitalizar el compromiso mundial con las mujeres y las niñas y su derecho a la anticoncepción.
Uno de los objetivos generales de la Cumbre es satisfacer la necesidad crítica de llegar a las niñas y mujeres en contextos humanitarios mediante la ampliación de la variedad de opciones anticonceptivas que tienen a su disposición, garantizando el acceso a la anticoncepción de emergencia y, quizás lo más importante, integrando plenamente la planificación familiar en la respuesta humanitaria. La demanda de anticonceptivos en situaciones de crisis es alta, y estos servicios deben ser prioritarios junto con la ayuda humanitaria básica, como alimentos, agua y refugio. Integrar la planificación familiar en la respuesta humanitaria no sólo llegará ahora a las niñas y mujeres en crisis, sino que tendrá un efecto dominó positivo en el futuro. Más niñas y mujeres tendrán el control de sus cuerpos y destinos, y los gobiernos y las ONG asociadas tendrán más capacidad y experiencia para llegar a las poblaciones marginadas, remotas e insuficientemente atendidas con servicios de planificación familiar tanto en tiempos de crisis como de estabilidad.
Aquí es donde el UNFPA y todo el sistema de las Naciones Unidas desempeñan un papel clave: El UNFPA está en primera línea en países de todo el mundo prestando servicios críticos en situaciones de emergencia, como planificación familiar voluntaria, formación de matronas, atención prenatal y servicios de parto seguro, y trabajando para acabar con el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina. A menudo es el primer -y a veces el único- proveedor de servicios sanitarios en las crisis humanitarias. Solo en 2017, el UNFPA atenderá a 38 millones de personas en crisis humanitarias, entre ellas más de 5,6 millones de mujeres embarazadas.
Ninguna nación, ni siquiera un puñado de naciones, puede hacer frente por sí sola a las crisis humanitarias del mundo. La ONU tiene la experiencia, el mandato y la plataforma para llegar a las niñas y mujeres más vulnerables del mundo. Con el apoyo de las comunidades mundiales de responsables políticos, defensores y donantes -como el de la Cumbre sobre Planificación Familiar celebrada en Londres- podemos tomar medidas para incorporar la planificación familiar como parte fundamental de la respuesta humanitaria y movilizar financiación y apoyo para el UNFPA y para la planificación familiar en general en contextos humanitarios.
Las necesidades sanitarias básicas de una mujer no esperan a que termine el conflicto. Sus derechos esenciales no están suspendidos. Para garantizar la dignidad de todos los seres humanos y hacer realidad la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de “no dejar a nadie atrás”, debemos ayudar a los más vulnerables de entre nosotros.