Embarazada de su segundo hijo, Ndiabou Niang, de 30 años, sufría dolores pélvicos, pero no podía permitirse acceder a la atención prenatal en Diabe Salla, un pueblo a las afueras de la pequeña ciudad de Thilogne, en el noreste de Senegal. Su marido está en paro y sus ingresos de menos de 10.000 francos CFA (17 USD) por la venta de frutas de temporada en el mercado local son insuficientes para llegar a fin de mes.
En su última visita prenatal le recetaron algunas pruebas, una ecografía y medicamentos que le costarían 39.000 francos CFA (67 USD). Una cantidad astronómica para sus escasos ingresos. Así que no siguió el tratamiento y optó por sufrir en silencio.
Muchas mujeres embarazadas de zonas rurales, que viven por debajo del umbral de pobreza, no siguen sus prescripciones y retrasan sus visitas prenatales hasta que están en el tercer trimestre, lo que las expone a un mayor riesgo de complicaciones relacionadas con el embarazo.
Senegal ha integrado los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas en sus políticas y planes nacionales, pero las normas y actitudes socioeconómicas, culturales y religiosas impiden el acceso de las mujeres y las niñas a los servicios y derechos de salud sexual y reproductiva, especialmente en las zonas remotas y rurales. Los retos incluyen el matrimonio precoz, las necesidades insatisfechas de anticonceptivos, los embarazos precoces, los abortos inseguros y la mutilación genital femenina.
La versión del país de la Cobertura Sanitaria Universal es la Maladie Universelle (CMU), que se basa en organizaciones mutuas de salud (MHO) que proporcionan un seguro de enfermedad en el que cada persona contribuye con una cuota anual de inscripción que es igualada por el gobierno. La cotización anual de los afiliados a la mutua es de 3.500 francos CFA (6 USD).
Los habitantes de zonas remotas y rurales optan por no afiliarse a la mutua porque los Puestos de Salud, instalaciones locales que salpican el país, tienen medicamentos y opciones de tratamiento limitados. Las consultas en estos puestos cuestan 1.000 francos CFA (1,70 USD), pero no están equipados para prestar atención obstétrica avanzada, como cesáreas o transfusiones de sangre. Así, las distancias desde los puestos de salud locales hasta un hospital de distrito o regional, las deficientes infraestructuras viarias y el coste y la escasez de ambulancias son otros de los problemas a los que se enfrentan las mujeres rurales para acceder a la atención sanitaria.
Consciente de ello, Réseau Siggil Jigéen (RSJ), una ONG cuyo objetivo es promover y proteger los derechos de la mujer en Senegal, a través del proyecto Neema dirigido por IntraHealth International, un consorcio de siete organizaciones sanitarias que trabajan para ampliar los servicios de salud sexual y reproductiva a los destinatarios de última milla, inició una amplia labor de promoción para movilizar a la comunidad y a las autoridades locales con el fin de promover la afiliación a MHO.
Tras varias reuniones de promoción sostenidas, el alcalde de Thilogne decidió financiar la afiliación a MHO de casi 300 mujeres y niños. Niang, era uno de ellos.