Actualmente, son los objetivos de FP2020 en los que trabajan nuestros cuatro departamentos provinciales de población. Sin embargo, los datos revelan cierta insuficiencia y falta de urgencia en nuestro compromiso.
Según el informe Pakistan Demographic and Health Survey (PDHS) 2018, la tasa de fertilidad total de FATA es de 4,8, GB 4,8, KP y Baluchistán 4,0, AJK 3,7, Sindh 3,6, Punjab 3,4 e Islamabad 3,0. Son cifras alarmantes. Debido a estas cifras, el Dr. Zafar Mirza, Asistente Especial del Primer Ministro en materia de Sanidad, mostró su preocupación por la situación de la fecundidad total en el país. Dijo que “uno de nuestros mayores retos nacionales es la fecundidad total (TGF – número medio de hijos por mujer en edad de procrear). Actualmente es de 3,8, que pretendemos reducir a 2,8 niños en 2025 y a 2,2 en 2030”.
Para reducir la tasa global de fecundidad, hemos tenido programas de planificación familiar desde los años sesenta, pero el nivel de logros fue menos satisfactorio, con algunos problemas operativos a nivel de base. Históricamente, ha sido objeto de diversas reticencias ideológicas y políticas. Se ha utilizado como moneda de cambio para acuerdos políticos entre la derecha y la izquierda. Fue esa desafortunada contienda la que no permitió que la planificación familiar floreciera bien y diera sus frutos.
Sin embargo, sobre el terreno, todos somos actores de la población. Los padres hicieron un acto demográfico y tuvieron un hijo. Más adelante, el niño se hace adulto y se casa. También hace actos demográficos y allana el camino para otro niño y el proceso sigue uno a la siguiente generación. Indirectamente, significa que hoy en día, si tenemos una explosión demográfica, ésta depende únicamente de los comportamientos individuales.
Los estudios han demostrado que la actitud y el comportamiento hacia los servicios y métodos de planificación familiar desempeñan un papel fundamental. A nivel de base, es el “comportamiento” de la gente lo que hay que abordar para que la planificación familiar tenga éxito. El comportamiento individual se deriva de las costumbres y tradiciones locales. Sin embargo, en Pakistán, el sistema de parentesco y las adherencias ideológicas son estrictas, lo que no permite a los individuos adoptar un comportamiento de planificación familiar. Averiguar cuáles son los factores que influyen en el comportamiento en materia de planificación familiar es crucial para comprenderlos, lo que ayuda aún más en las intervenciones. También es consensuado que el mero hecho de facilitar cierta información puede no funcionar para modificar los comportamientos de las personas. Sin embargo, es uno de los factores para cambiar el comportamiento.
La planificación familiar es un ámbito complejo, en el que influyen enormemente la tradición, la cultura, los tabúes y el sentimiento de vergüenza a hablar abiertamente de ello. Aparte de eso, las normas sociales imperantes y los compañeros pueden tener un mayor impacto en la precocidad y frecuencia de los embarazos. Los individuos se ajustarán a estas normas en las distintas posiciones sociales de la vida, como la edad, las experiencias, el sexo y la cultura. Por otra parte, el entorno religioso de los hogares puede ejercer más presiones a la hora de utilizar anticonceptivos. En conclusión, los individuos actúan en función de aquellos factores que ejercen más presión que otros.
En la sociedad pastún, se considera vergonzoso casarse y no tener hijos al cabo de un año. De lo contrario, se estigmatiza a las parejas por no mantener relaciones sexuales productivas. Es famoso el proverbio “Pehla bacha Mahhaly walon k liye hota ha” (El primer hijo es para los aldeanos). En otras palabras, significa que hay que tener un hijo en el año siguiente al matrimonio, pues de lo contrario los vecinos empiezan a estigmatizar a la pareja. Los comportamientos saludables en materia de planificación familiar necesitan una mejora desde estos ámbitos para promoverla eficazmente.
Entre los distintos factores que influirán en la decisión de una persona de recurrir o no a la planificación familiar con éxito figuran los medios de comunicación, los acontecimientos recientes, las ocasiones de la vida, la política social, las leyes y el intercambio general de datos. Las ocasiones de la vida privada, por ejemplo, el apoyo a una compañera en un parto prematuro, también pueden provocar un cambio de comportamiento estampado. La gente está expuesta a muchos datos cada día. Ciertas imágenes y pensamientos pueden influir en un cambio de comportamiento, mientras que otros se filtrarán y desecharán antes de que acabe el día. Los flujos repetidos de información tendrán un mayor efecto que las imágenes y mensajes irregulares. Una campaña sanitaria bien planteada puede influir en una persona para que adopte nuevas prácticas, y los mensajes repetidos en las vallas publicitarias del transporte público, la televisión y la radio pueden actuar para reforzar ese cambio de comportamiento.
Los comportamientos deben reforzarse si una persona recibe algún comentario positivo de alguien cuya opinión valora. Sin embargo, existen diferentes modelos políticos de incentivos que pueden adaptarse para que la intervención tenga éxito. Por ejemplo, en los años 50, el gobierno indio introdujo una política de incentivos a la maternidad. Se dirigió a tres grupos de personas: hombres y mujeres que cumplen la política gubernamental de planificación familiar, proveedores de servicios y promotores. Los tres grupos fueron premiados por cumplir los programas de planificación familiar. Bangladesh, a pesar de su extrema pobreza, prestó ayuda financiera, lo que condujo a una drástica reducción del crecimiento demográfico.
Del mismo modo, necesitamos leyes para intervenir en el comportamiento individual. La ONU declaró que todo individuo tiene derecho a decidir cuándo tener o no un hijo. Para que las mujeres y los hombres decidan libremente, tenemos que educarlos más, hacer más posible la igualdad de género y liberarnos de las costumbres y normas tradicionales.