Para alimentar a su esposa y a sus tres hijas, Mahmoud Imam tenía dos empleos en El Cairo: por la mañana era auxiliar de oficina y por la tarde camarero. Ahora, mientras el gobierno egipcio aplica medidas para evitar la propagación del COVID-19, Imam se ve obligado a quedarse en casa.
Para Imam, de 35 años, ésta puede ser la oportunidad de hacer realidad su sueño de tener un hijo.
“Antes pasaba más de 12 horas en el trabajo, ahora paso 24 horas en casa. De repente descubrí que tengo tres niñas traviesas”, dijo Imam a Al-Monitor.
“Los niños son una bendición”, dijo, “y nunca tuve la oportunidad de pasar tiempo con ellos. Ahora, mi viejo sueño de tener un niño ha vuelto”.
A medida que el bloqueo parcial de Egipto entra en su tercera semana, la mayoría de la gente trabaja desde casa o está de permiso retribuido -o no-. Muchas parejas pasan más tiempo juntas, lo que alarma a los egipcios ante la posibilidad de que la cuarentena provoque un aumento de la población o de los divorcios, dos cuestiones que Egipto ha intentado abordar en los últimos años.