Vivimos una nueva realidad. A medida que el nuevo coronavirus, COVID-19, se extiende por el mundo en lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado de pandemia, los sistemas sanitarios se apresuran a seguir respondiendo y los países y comunidades adoptan medidas sin precedentes para contener la propagación del virus. La OMS lidera el esfuerzo mundial para detectar, prevenir y responder a la pandemia, ayudando a los países -especialmente a los de mayor riesgo- a prepararse con suministros esenciales, orientación y datos, al tiempo que contribuye a acelerar los esfuerzos mundiales para desarrollar vacunas, pruebas y tratamientos.
Aunque esta pandemia nos afecta a todos, las niñas y las mujeres se enfrentan a retos únicos. Cuando sobreviene una crisis y los sistemas de atención sanitaria se tambalean, las desigualdades se agravan, nuestras necesidades específicas pierden prioridad y nos enfrentamos a barreras adicionales a la atención, en particular a la atención a la salud sexual y reproductiva. Estos impactos se magnificarán para los millones de niñas y mujeres de todo el mundo que ya viven en zonas de crisis o conflicto, y para las que ya están marginadas. También somos críticos en la respuesta: Las mujeres representan el 70% de la mano de obra del sector sanitario y social en todo el mundo. Debemos proteger la salud y los derechos de las trabajadoras sanitarias de primera línea sin dejar de lado a las más vulnerables.