Los gobiernos de todo el mundo siguen centrándose en atajar de frente el brote de COVID-19 y evitar que los sistemas sanitarios, ya de por sí sobrecargados, se vean aún más desbordados. Pero a medida que la pandemia se acelera, los gobiernos también deben equilibrar las respuestas a la COVID-19 con necesidades sanitarias más amplias. La salud y los derechos sexuales y reproductivos corren especial peligro en el caso de las mujeres y las niñas, que se ven desproporcionadamente afectadas por la crisis de múltiples formas, como el cierre de escuelas, el aumento de las tareas de cuidado no remuneradas y la violencia de género. El COVID-19 ha planteado nuevos retos para la atención sanitaria sexual y reproductiva, a la vez que ha amplificado obstáculos que existían desde hace tiempo. A principios de junio, el CGD organizó una mesa redonda en línea para debatir cómo los responsables políticos, los socios para el desarrollo y el sector privado pueden mantener y ampliar la salud y los derechos sexuales y reproductivos durante la pandemia y más allá. Principales conclusiones:
- No perder de vista las perturbaciones de COVID-19 sobre los avances en salud sexual y reproductiva
- Redoblar la integración de los sistemas sanitarios con el ecosistema de innovación
- Impulsar las ideas locales para lograr un impacto mundial
- Forjar un camino holístico para todo el sector