En los últimos años se han logrado grandes éxitos en el aumento de los fondos públicos destinados a la planificación familiar, pero aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, importantes iniciativas como FP2020, la Alianza de Uagadugú y el Fondo Mundial de Financiación han movilizado el compromiso de los gobiernos para financiar programas de planificación familiar. La promoción ha garantizado el cumplimiento de estos compromisos a través de asignaciones presupuestarias, pero debido a las dificultades para controlar el gasto público en tiempo real, se ha avanzado poco en el seguimiento de si se gastan dichas asignaciones.