La Cumbre de Londres sobre Planificación Familiar de 2012 no solo marcó la revitalización de la planificación familiar como componente esencial de la agenda mundial de desarrollo, sino que también fue un momento histórico de solidaridad entre muchos de los que querían -y siguen queriendo- que las mujeres y las niñas del Sur disfruten del mismo derecho y la misma libertad para decidir si quieren tener hijos, cuándo y con qué frecuencia, que las que viven en países con un acceso más fácil a los servicios de salud sexual y reproductiva. La Cumbre consolidó los acuerdos de que ya no bastaría con seguir como hasta ahora, sino que exigió un enfoque basado en pruebas para comprender y satisfacer las necesidades de los adolescentes y los jóvenes, implicar a los líderes de los países en el trabajo y garantizar la medición y la rendición de cuentas; también llamó la atención sobre la importancia de cómo se prestan los programas y los servicios.
Esta revisión muestra el camino emprendido por Planificación Familiar 2020 para hacer de la programación basada en derechos una parte viable y central de todas nuestras operaciones. A lo largo de los siete años transcurridos desde la Cumbre de 2012, hemos trabajado con diversos socios para definir, comprender y poner en práctica enfoques basados en los derechos. Con ello, también intentamos poner en práctica una parte del programa de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (CIPD) que había languidecido un poco desde El Cairo. Hoy en día se presta más atención y se comprende mejor la importancia de los programas basados en los derechos de las mujeres y las niñas, pero aún queda mucho camino por recorrer hasta que el respeto de los derechos reproductivos de las mujeres y las niñas se promueva, proteja y haga realidad de forma universal.