Antecedentes: Cada vez más, la salud y los derechos de los adolescentes son reconocidos y priorizados en la agenda mundial. Esto nos brinda una oportunidad “sin precedentes” para abordar la anticoncepción en la adolescencia. Esto es oportuno, ya que hay un enorme número de adolescentes que actualmente no pueden obtener y utilizar anticonceptivos. A partir de los resultados de la investigación y de la experiencia programática, está claro que tenemos que hacer las cosas de otra manera para satisfacer sus necesidades y respetar sus derechos.
Cuerpo principal: En este comentario, hacemos un llamamiento a la acción en varias áreas clave para abordar la persistente incapacidad de los adolescentes para obtener y utilizar anticonceptivos. Debemos dejar atrás los enfoques de talla única, la mentalidad de “sólo preservativos”, los servicios separados para adolescentes, ignorar el atractivo de las farmacias y las tiendas, y la formación puntual para que el personal sanitario se adapte a los adolescentes. Nuestros esfuerzos para ampliar el acceso de los adolescentes a servicios anticonceptivos de calidad deben combinarse con esfuerzos para fomentar su deseo y su capacidad de utilizarlos, y hacerlo de forma sistemática. Para que se produzcan estos cambios, hay que actuar a varios niveles. Esto incluye la formulación de políticas y estrategias nacionales sólidas, una sólida ejecución de los programas con seguimiento, revisiones programáticas periódicas e investigación sobre la ejecución. Además, todos nuestros esfuerzos deben basarse en la recopilación, el análisis y la difusión de datos de alta calidad. A medida que avanzamos, también debemos reconocer y extraer lecciones de ejemplos positivos de programas sostenidos y a gran escala en países que han liderado el aumento del uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes.
Conclusión: Este momento histórico sin precedentes nos brinda una oportunidad real de lograr un cambio transformador, sobre todo cuando hay tanto en juego.