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Las crisis humanitarias en el mundo son enormes y crecientes, al igual que la necesidad de ayuda, incluida la asistencia para satisfacer las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y las adolescentes.
A pesar de los avances realizados en las últimas décadas -especialmente en relación con el desarrollo de normas para abordar la salud sexual y reproductiva en situaciones de crisis-, los servicios sobre el terreno se han quedado muy por detrás de las necesidades, debido a problemas relacionados con la cultura y la ideología, la insuficiencia de datos, las limitaciones financieras y de recursos, y la inadecuación de los sistemas de atención sanitaria.
Cada vez se reconoce más que la prevención, la preparación y la resiliencia son cruciales para equipar a las comunidades de modo que puedan evitar las crisis, soportar sus efectos y encaminarse más rápidamente hacia la recuperación.
El liderazgo de Estados Unidos ha sido vital para abordar las necesidades de salud sexual y reproductiva en situaciones humanitarias, y ese liderazgo es más necesario que nunca a medida que proliferan las crisis y necesidades mundiales y aumenta el nacionalismo.